Las orillas de su pasión

Jaime Naifleisch

Jaime Naifleisch

Por Jaime Naifleisch

Aquella mañana sería diferente: una pareja de Guardias Civiles llamaba a la puerta del piso de la calle París. La embajada española en Buenos Aires había sido informada de la muerte de un súbdito español y los guardias se ocupaban ahora de comunicar el deceso a su hijo en Barcelona.

Los dos hombres llevaban años sin intercambiar una mirada, una palabra, aunque no había faltado algún contacto indirecto, al necesitar el mayor un auxilio puntual.

Sé que Horacio visitó la tumba de Chacarita, solo, en una ocasión.

Años después llegó a Horacio la noticia de que su madre había dado la callada por respuesta al requerimiento de la Dirección de cementerios en la que se anunciaba que la sepultura debía de ser renovada, y los restos fueron enviados al osario común.

–Nunca más podré ir a decirle unas palabras.

Una cierta angustia ya no lo dejaría.

Por esa razón no puedo entender que dijera a sus hijas que su última voluntad era la de ser sometido al fuego. Y que sus cenizas fuesen esparcidas entre el Mediterráneo y el Río de la Plata, cuando las condiciones hicieran posibles sendos viajes.

El Mediterráneo y el Río de la Plata, ambas orillas de su pasión. Ambas orillas que le dieran la espalda.

HVR @ Facebook

Perfil de HVR @ Facebook

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Estimadas amigas y estimados amigos vazquezrialistas:

Como todos ustedes saben, Pablo Odell quedó a cargo del perfil en Facebook de Horacio Vázquez–Rial, por expreso deseo del autor y con el consentimiento de sus hijas, herederas de sus derechos.

Un perfil que si las cosas se hubieran hecho bien, hace rato que debería haber migrado a una página de fans pero, como no se hizo, se mantuvo tal cual lo dejó él: como un perfil personal, aunque orientado a su faceta de escritor.

Si ustedes echan un vistazo: podrán ver que cada vez que Pablo Odell realizaba una entrada, lo hacía aclarando que era «un mensaje de Pablo Odell»: para avisarle a sus contactos si había novedades sobre su obra, sus libros, sobre cualquier cosa que tuviera que ver con él.

Suponemos que los miles de contactos estaban al corriente de la situación, porque al poco tiempo de fallecer el autor, Pablo Odell publicó en el muro, que quedaba a cargo del perfil como amigo y editor, y a disposición de todo el mundo para cualquier consulta: invitándolos de paso, a sumarse a la página fan «Vazquezrialistas» (esta sí, controlada por sus editores). La idea era que sus contactos «personales» fueran migrando (algo que, curiosamente, no ha pasado).

Durante este tiempo, se aceptaron alrededor de un centenar de nuevas amistades, pero siempre, inexorablemente, avisando de la situación, y de las circunstancias. Y en todos los casos, en que la solicitud de amistad era propuesta por un tercero, denegándola automáticamente. Lo más duro ha sido decirle a algunas gentes que mandaba comentarios sin saber, que Horacio había fallecido.

Pues bien, desde hace un par de semanas eso ya no es posible. Digamos que «Facebook» se ha enterado de que Horacio Vázquez–Rial ha fallecido, pero que su perfil seguía activo y funcionando: con likes, comentarios e informaciones compartidas (todas monitoreadas por Pablo Odell, atento a trolls, a improperios o broncas.  Y lo ha interrumpido todo.

Nos da la opción de eliminar la cuenta, o de convertirla en lo que ellos llaman una «cuenta conmemorativa» que, en principio parece una buena noticia pero, como aclaran que no habrá posibilidad de editar nada, será página en blanco para sus admiradores como para sus detractores. Y esto último ya no nos hace tanta gracia.

Por lo tanto les adelantamos que, en principio, nuestra idea es dar de baja la cuenta… dentro de un tiempo prudencial: cosa que si alguien quiere tomar alguna imagen, texto o comentario, pueda hacerlo, y centrarnos en la página Vazquezrialistas como página fan del autor y medio en red social para difundir novedades relacionadas.

Como dicen en los casamientos, si alguien tiene algo que decir que lo diga ahora: dentro de unos días, un par de semanas a lo sumo, ya será tarde.

No nos parece mal, dicho sea de paso, que Facebook ponga orden en sus millones de usuarios: al menos entre quienes está vivos y quienes no… las personas, digo, porque sin duda que con todo el amor y todos los intereses del mundo, el perfil de Horacio en Facebook estaba más vivo que el de muchas personas vivas.

Ana Richard sobre «La libertad de Italia»

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Muy interesante el comentario de Ana Richard sobre la novela de Horacio Vázquez-Rial: La libertad de Italia y que reproducimos aquí con su permiso:

Acabo de terminar Libertad de Italia. Se lee en nada. Y me ha encantado. Qué bien escribía Horacio. He empezado por éste porque tenía curiosidad porque sabía que tenía una puntuación ortográfica original. La verdad es que creía que Horacio había sido pretencioso con el intento, pero no me queda más remedio que retractarme. Logra mantener una redacción coherente sin usar puntos. Bien es cierto que emplea algún pequeño truco como meter dos puntos donde normalmente iría un punto y seguido. Pero son ocasiones contadas (también Delibes recurrió a rodeos por el estilo en Los Santos Inocentes). La trama intriga y engancha, a pesar de saber el desenlace desde el principio. Y la propuesta de que todas las revueltas con peligro de descontrolarse por el exceso de violencia, están orquestadas desde el aparato de los servicios de información es tán actual, que parece mentira que esté hablando de la Argentina de los setenta.

Comentaba con una amiga el otro día, tras leer un cuento de Scott Fitzgerald, que me había gustado cómo lograba imbuir en el lector los sentimientos de sus personajes. Pues lo mismo, pero mucho más, me pasa leyendo a Horacio.

Cada vez que caigo en leer alguna de las novelas españolas de éxito masivo de hoy en día, acabo decepcionada por la mediocridad de tramas y personajes y por las ambientaciones fallidas que nos venden como trabajadísimas. Sin embargo, cuando cae en mis manos un texto tan bien compuesto como éste, me reconcilio con la novela y disfruto como una enana del español bien escrito.

Destino. Anclas y delfines

Libros de Horacio Vázquez-Rial

Libros de Horacio Vázquez-Rial

Nos podemos imaginar al joven Horacio Vázquez-Rial feliz al ver que sus libros editados en Destino encontraban a sus lectores con facilidad. Lo que distinguía a Ediciones Destino entonces, su principal peculiaridad, es que es la única editorial literaria española (de cierto tamaño) que ha superado un cambio generacional, manteniendo durante todo este tiempo su tradición, su filosofía editorial y sus colecciones.

Sobre Ediciones Destino, y la colección en la que se situaron estos textos, Ancora y Delfin, pueden leer el artículo del profesor Fernando Valls, El País, noviembre de 2004: El largo destino de «Áncora y Delfín» y las necesarias apreciaciones que Andreu Teixidor, en el mismo periódico, le dedica días después.

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El escritor como lector

¿Conoces el proyecto para digitalizar la obra completa de Horacio Vázquez–Rial? Click en la imagen.

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Por Horacio Vázquez-Rial

Ser escritor es, sobre todo, ser lector. Ser, incluso, un lector desesperado. Desesperado por la falta de un libro. No de cualquier libro, sino de uno, preciso, inexistente o de existencia ignorada, que hay que escribir para poder leerlo. Creo que ésa es mi relación esencial con la literatura, el encuentro con las palabras y con las historias no contadas o, al menos, no encontradas.

Además, la convicción de que algo no ha sido dicho, explicado, narrado, es lo único, salvo casos de inconcebible y hasta obscena vanidad, que puede inducirnos a escribir más, a añadir algo a la ingente masa de lo ya escrito. Yo empecé a escribir en busca de un libro que deseaba leer, y seguí escribiendo porque no lo conseguí.

Cuando alguien le preguntó cuál era su mejor libro, el gran Juan García Hortelano respondió que, sin duda, el próximo, porque, de haber supuesto que era alguno de los que ya había escrito, se hubiese detenido allí. Y sus dos obras mayores, El gran momento de Mary Tribune y Gramática parda, son en gran parte reescrituras inmensas de textos precedentes, pruebas de su convicción de haber hallado algo no dicho, explicado, narrado, y de que él debía insistir en ello hasta dar con su expresión perfecta.

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Recordando a Horacio

Horacio Vázquez-Rial

Horacio Vázquez-Rial

Por Teresa Moreno Castillo

Recuerdo, querido Horacio, cuando busqué en las librerías «El Soldado de Porcelana» (1997) anunciado por entonces en los culturales de los periódicos. Era un encargo de mi madre.

Ella recordaba bien a Gustavo Durán cuya vida tú recreabas en el libro; un curioso personaje, músico, militar y espía en la España en guerra. Recuerdo como me ponderó tu libro que terminé leyendo. Recuerdo como desde entonces te consideré un escritor magnifico y tal vez poco reconocido.

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Juego de gestos

Como editores de Las guerras de toda la vida.

El libro y su lector

El libro y su lector

Compartir información, espacios en redel lugar social para los Vazquezrialistas, el perfil en facebook de Horacio como escritor, en el que los lectores poco a poco se van abriendo a compartir experiencias relacionadas con sus lecturas y sus libros.

Canal privilegiado que de comunicación con un público concreto que trabajamos, como si el maestro nos estuviera mirando, influir en que uno regale a otro por qué no para estas fiestas, ebooks de Horacio, su obra completa. ¿Tienen amigos que tienen eReaders?

Universo literario vazquezrialista

Horacio Vázquez-Rial

Por Horacio Vázquez-Rial

Cuando mi experiencia con los libros se reducía a la lectura, me preguntaba cómo habían concebido algunos escritores lo que los críticos llamaban un universo literario o un mundo propio. Obviamente, el Macondo de García Márquez, el Yoknapatawpha de Faulkner, la Santa María de Onetti, el Comala de Rulfo. En una ocasión, vi un mapa del territorio faulkneriano y eso disparó mi fantasía por el lado malo, el metodológico o paracientífico. Finalmente, soy un hombre nacido en la primera mitad del siglo XX, cuando en el subconsciente general aún predominaba, sostenida por el marxismo vulgar de los stalinistas, la más podrida de las ramas del árbol de la Ilustración: el positivismo. De modo que mi paradigma seguía siendo el de las ciencias físicas preeinsteinianas. Todo tenía una explicación racional y se podía hacer de acuerdo con un método, siempre sospechosamente parecido al del laboratorio escolar de física y química, en el que los experimentos se repetían ad infinitum, aunque sin la elegante espiral de Bach.

El plano de Yoknapatwpha, más próximo en mi memoria al torpe bosquejo de un pirata que temiera olvidar la posición de un tesoro oculto que a un mapa de verdad, me llevó a suponer un proceso equivocado: Faulkner había empezado por diseñar una región, a la manera de un escenario en el que situar a sus personajes. Ése era el inicio de una larga serie de errores, porque presuponía la existencia de unos personajes cuyos actos, carácter y pensamientos debía tener claros el autor, desde luego omnisciente, a la hora de colocarlos en un lugar imaginario, aunque cartografiado, del viejo Sur, como si de soldaditos de plomo se tratara. En esas condiciones, los relatos tenían que ser construidos casi al completo antes de pasar al papel. Imaginé, pues, a un Faulkner con la cabeza, por fuera ya noblemente encanecida, llena de individuos enteros, con preguntas y respuestas propias, con un destino conocido desde siempre y hasta siempre, sin darme cuenta de que unos tipos así sólo podían estar muertos y que la narración de su existencia desembocaba en la biografía, no en la novela.

Fue duro aprender que las cosas no eran así.

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El escritor incansable

Mario Noya, José María Marco & Horacio Vázquez-Rial

Mario Noya, José María Marco & Horacio Vázquez-Rial

Por José María Marco

Horacio Vázquez Rial era la cortesía en persona. Se ponía en el lugar del interlocutor –y muy especialmente del lector- con una naturalidad tal que muchas veces este no se daba cuenta del esfuerzo que Horacio estaba haciendo para argumentar, informar, aclarar y puntualizar. Entonces entraba en juego una ironía tan fina que convertía a Horacio Vázquez Rial en un personaje literario, alguien que viviera en un plano distinto del de la realidad común. Ahora que ya no está con nosotros, nos queda de él, además de su recuerdo y sus libros, esa forma de evadirse tan libre, tan limpia, tan elegante, y también tan comprometida con la vida.

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Vazquezrialismos

VazquezrialistasVazquezrialismo

Mario Kohan, lector y amigo de Horacio Vázquez-Rial, organizó hace más de un año este grupo en facebook llamado Vazquezrialismo, hoy con 33 miembros fundadores.

A partir de la idea de que «Los que habiendo leido La Izquierda Reaccionaria creen ver el germen de una concepcion de la realidad alejada de la prision de las definiciones conocidas».

Durante este tiempo hemos estado compartiendo en petit comité noticias e informaciones sobre nuestro querido escritor y amigo.