Henry Odell & Rado Molina

Felicidades Horacio aunque ya no cumplas más años. Que los cumplas feliz querido, feliz feliz en tu día ¿qué tal se pasa en lo eterno? ¿Es como suponías? Espero que sepas cuánto, pero cuánto te echamos todos de menos amigo.

Aquí los vivos seguimos afanados en nuestras cosas, ya te imaginarás. Los sistemas sociales en red llevan horas avisando a miles de personas que naciste tal día como hoy de 1947 y no te haces una idea de la cantidad de gente que no sabe que has muerto hace meses (o sea, que para miles de vidas sigues vivo… bandido). La memoria en muchos de nosotros lleva días haciendo click, que se viene tu cumple que si lo vamos a festejar que si unos vinos y unas provoletas en el De María; lo cual es bastante terrible porque nos obliga a recordarnos que ya no estás… ¿O sí estás? Tan presente te tenemos.

Esa es la coña maestro, que aún sin estar sigues vivo entre nosotros. Que aún sin estar vivo, vives en nuestros corazones en nuestra memoria y en tus libros. No te imaginas la cantidad de asuntos que piden a gritos tu lectura preclara desde septiembre… en Catalunya, en España, en el Mundo… Incluso tenemos Papa nuevo… Y sí, ¡es argentino! y dicen que hasta peronista. ¿Te lo habrías imaginado? Tremenda la realidad siempre. La crisis nos sigue amenazando a todos por aquí con sus garras heladas pero muchos de tus amigos y lectores en otras partes están algo mejor: cosas de la geopolítica que nadie comprendía como vos. En las miles de vidas de los que te queríamos, no han dejado de pasar cosas; por dónde empezar a contarte…

¿Tu obra? Pues ahí seguimos maestro, pedaleando. Henry Odell y Rado Molina no paran de dar vueltas sobre todo el jugo digital que se le puede sacar a sus libros. No dejamos de pensar en la cantidad de gente que no te leyó, que no te conoce como escritor de ficción, ensayista…

O sea que feliz cumpleaños amigo mío. O sea, que un abrazo inmenso. Que te queremos mucho que sigues vivo en el corazón y la memoria de mucha gente (y en alguna que otra fantasía, supongo…).

Y como decía Woody Allen… ¡Mándanos una señal! o… un cheque en el banco 😀