Recordando a Horacio

Horacio Vázquez-Rial

Horacio Vázquez-Rial

Por Teresa Moreno Castillo

Recuerdo, querido Horacio, cuando busqué en las librerías «El Soldado de Porcelana» (1997) anunciado por entonces en los culturales de los periódicos. Era un encargo de mi madre.

Ella recordaba bien a Gustavo Durán cuya vida tú recreabas en el libro; un curioso personaje, músico, militar y espía en la España en guerra. Recuerdo como me ponderó tu libro que terminé leyendo. Recuerdo como desde entonces te consideré un escritor magnifico y tal vez poco reconocido.

Recuerdo como fui a conocerte a La Casa de América, recuerdo que fuimos de copas con tus amigos, recuerdo que te introduje en el bolsillo de tu chaqueta mi tarjeta. Recuerdo tus cartas. Recuerdo nuestras comidas en el Gijón, recuerdo tus dotes de gran conversador, tu placer en presumir de conquistador, en contar historias de gran seductor, y de cómo burlaste a más de un marido. Te divertías a ti mismo y te sonreías. Hombre más bien pequeño, te gustaba sacar pecho, aspirar el cigarrillo, tan importante para ti y contar alguna gloria. Te gustaba el misterio, más hablar que escuchar, pasear por la Feria del Libro y firmar en ella. Hablar de política y tu camino de pensamiento sobre ella; era la vida lo que te gustaba intercambiar. Hombre de cambios; de vida, de casa, de ciudad, de familia, de juicios.

Te recuerdo sentado en el salón de mi casa con otros escritores amigos. Callabas hasta que te dábamos tu espacio y ahí te desplegabas a hablar y ser escuchado un rato. Tus libros, tus premios, Perón sobre el que trabajaste tanto, libro magnifico. Tu frágil salud entonces inventada, tu novela en curso, no era momento interrumpirte en tu narrar lento y recreativo.

Recuerdo como nos alegramos de vernos en la recepción del dos de mayo pasado y me susurraste que estabas muy enfermo. Como nos fuimos a comer, como reímos y bebimos y nos despedimos en la Plaza de la Opera con un abrazo largo, y nos dijimos las ultimas cosas, sabiendo que tal vez no nos volveríamos a ver. Recuerdo el WhatsApp de mi hijo diciendome tu muerte, recuerdo tu página web, recuerdo, a un gran escritor, a un hombre, a un amigo, recuerdo las dedicatorias que me escribías en tus libros, te recuerdo a ti.

 

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