El descanso

Horacio Vázquez-Rial

Horacio Vázquez-Rial

Por Horacio Vázquez–Rial

Hasta hace un tiempo, yo no tenía una verdadera necesidad de descansar. De dormir, sí. Pero dormir no es descansar, es sólo una reparación fisiológica. No hace falta detenerse para dormir. He pasado años escribiendo libros de un tirón, haciendo escalas para dormir, comer algo, ducharme, sin interrumpir realmente el relato que fuese, una ficción o una exposición histórica. Una parte de mis libros fue escrita en sueños. En sueños he hablado largamente con el general Perón, con Borges, con el virrey Liniers o con Gustavo Durán.

Ahora sigo durmiendo y soñando, pero experimento un profundo anhelo de descanso. Hay noches en que, cerrado el libro que me acompaña a la cama, quiero que Trotski se calle de una buena vez, que Churchill, a quien tanto quiero, suspenda por un rato sus discursos heroicos, que el ruidoso coro del pasado amaine. Doy por hecho que la naturaleza nos prepara para morir en un plazo razonable y que el cerebro, en cierto momento, pide una tregua. En muchos casos, la ciencia nos permite vivir más que nuestros sesos.

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Sombra de la noche

Un film escrito, producido y realizado por Pablo Odell y Horacio Vázquez-Rial, con la colaboración especial de Eduardo Montes-Bradley. Una conversación fragmentada sobre el tabaco, el fumar, la vida y la muerte.

Inspirada, por cierto, en el relato que les ofrecemos a continuación.

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Destino. Anclas y delfines

Libros de Horacio Vázquez-Rial

Libros de Horacio Vázquez-Rial

Nos podemos imaginar al joven Horacio Vázquez-Rial feliz al ver que sus libros editados en Destino encontraban a sus lectores con facilidad. Lo que distinguía a Ediciones Destino entonces, su principal peculiaridad, es que es la única editorial literaria española (de cierto tamaño) que ha superado un cambio generacional, manteniendo durante todo este tiempo su tradición, su filosofía editorial y sus colecciones.

Sobre Ediciones Destino, y la colección en la que se situaron estos textos, Ancora y Delfin, pueden leer el artículo del profesor Fernando Valls, El País, noviembre de 2004: El largo destino de «Áncora y Delfín» y las necesarias apreciaciones que Andreu Teixidor, en el mismo periódico, le dedica días después.

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Los años cumplidos

Henry Odell & Rado Molina

Henry Odell & Rado Molina

Felicidades Horacio aunque ya no cumplas más años. Que los cumplas feliz querido, feliz feliz en tu día ¿qué tal se pasa en lo eterno? ¿Es como suponías? Espero que sepas cuánto, pero cuánto te echamos todos de menos amigo.

Aquí los vivos seguimos afanados en nuestras cosas, ya te imaginarás. Los sistemas sociales en red llevan horas avisando a miles de personas que naciste tal día como hoy de 1947 y no te haces una idea de la cantidad de gente que no sabe que has muerto hace meses (o sea, que para miles de vidas sigues vivo… bandido). La memoria en muchos de nosotros lleva días haciendo click, que se viene tu cumple que si lo vamos a festejar que si unos vinos y unas provoletas en el De María; lo cual es bastante terrible porque nos obliga a recordarnos que ya no estás… ¿O sí estás? Tan presente te tenemos.

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El escritor como lector

¿Conoces el proyecto para digitalizar la obra completa de Horacio Vázquez–Rial? Click en la imagen.

¿Conoces el proyecto para digitalizar la obra completa de Horacio Vázquez–Rial? Click en la imagen.

Por Horacio Vázquez-Rial

Ser escritor es, sobre todo, ser lector. Ser, incluso, un lector desesperado. Desesperado por la falta de un libro. No de cualquier libro, sino de uno, preciso, inexistente o de existencia ignorada, que hay que escribir para poder leerlo. Creo que ésa es mi relación esencial con la literatura, el encuentro con las palabras y con las historias no contadas o, al menos, no encontradas.

Además, la convicción de que algo no ha sido dicho, explicado, narrado, es lo único, salvo casos de inconcebible y hasta obscena vanidad, que puede inducirnos a escribir más, a añadir algo a la ingente masa de lo ya escrito. Yo empecé a escribir en busca de un libro que deseaba leer, y seguí escribiendo porque no lo conseguí.

Cuando alguien le preguntó cuál era su mejor libro, el gran Juan García Hortelano respondió que, sin duda, el próximo, porque, de haber supuesto que era alguno de los que ya había escrito, se hubiese detenido allí. Y sus dos obras mayores, El gran momento de Mary Tribune y Gramática parda, son en gran parte reescrituras inmensas de textos precedentes, pruebas de su convicción de haber hallado algo no dicho, explicado, narrado, y de que él debía insistir en ello hasta dar con su expresión perfecta.

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Recordando a Horacio

Horacio Vázquez-Rial

Horacio Vázquez-Rial

Por Teresa Moreno Castillo

Recuerdo, querido Horacio, cuando busqué en las librerías «El Soldado de Porcelana» (1997) anunciado por entonces en los culturales de los periódicos. Era un encargo de mi madre.

Ella recordaba bien a Gustavo Durán cuya vida tú recreabas en el libro; un curioso personaje, músico, militar y espía en la España en guerra. Recuerdo como me ponderó tu libro que terminé leyendo. Recuerdo como desde entonces te consideré un escritor magnifico y tal vez poco reconocido.

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Juego de gestos

Como editores de Las guerras de toda la vida.

El libro y su lector

El libro y su lector

Compartir información, espacios en redel lugar social para los Vazquezrialistas, el perfil en facebook de Horacio como escritor, en el que los lectores poco a poco se van abriendo a compartir experiencias relacionadas con sus lecturas y sus libros.

Canal privilegiado que de comunicación con un público concreto que trabajamos, como si el maestro nos estuviera mirando, influir en que uno regale a otro por qué no para estas fiestas, ebooks de Horacio, su obra completa. ¿Tienen amigos que tienen eReaders?

Lectores y amigos vazquezrialistas

 

Horacio Vázquez-Rial se dio de alta en el servicio Gmail de Google el 30 de julio de 2008 y lo utilizó a diario como gestor de su correo electrónico hasta los primeros días de septiembre de 2012; más o menos una semana antes de su fallecimiento.

Es casi imposible saber cuántos correos recibió en total. Cuántos de ellos eran basura o  transmisores de toxinas digitales. Imposible saber qué desechó a la papelera y qué eliminó definitivamente.

Cuando, por expreso deseo suyo de que su red digital no quedara al margen del orden que todo ser humano aspira para su memoria comencé a hacerme cargo de su gestor de correo, me encontré con una lista de trece mil y pico de registros.

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Universo literario vazquezrialista

Horacio Vázquez-Rial

Por Horacio Vázquez-Rial

Cuando mi experiencia con los libros se reducía a la lectura, me preguntaba cómo habían concebido algunos escritores lo que los críticos llamaban un universo literario o un mundo propio. Obviamente, el Macondo de García Márquez, el Yoknapatawpha de Faulkner, la Santa María de Onetti, el Comala de Rulfo. En una ocasión, vi un mapa del territorio faulkneriano y eso disparó mi fantasía por el lado malo, el metodológico o paracientífico. Finalmente, soy un hombre nacido en la primera mitad del siglo XX, cuando en el subconsciente general aún predominaba, sostenida por el marxismo vulgar de los stalinistas, la más podrida de las ramas del árbol de la Ilustración: el positivismo. De modo que mi paradigma seguía siendo el de las ciencias físicas preeinsteinianas. Todo tenía una explicación racional y se podía hacer de acuerdo con un método, siempre sospechosamente parecido al del laboratorio escolar de física y química, en el que los experimentos se repetían ad infinitum, aunque sin la elegante espiral de Bach.

El plano de Yoknapatwpha, más próximo en mi memoria al torpe bosquejo de un pirata que temiera olvidar la posición de un tesoro oculto que a un mapa de verdad, me llevó a suponer un proceso equivocado: Faulkner había empezado por diseñar una región, a la manera de un escenario en el que situar a sus personajes. Ése era el inicio de una larga serie de errores, porque presuponía la existencia de unos personajes cuyos actos, carácter y pensamientos debía tener claros el autor, desde luego omnisciente, a la hora de colocarlos en un lugar imaginario, aunque cartografiado, del viejo Sur, como si de soldaditos de plomo se tratara. En esas condiciones, los relatos tenían que ser construidos casi al completo antes de pasar al papel. Imaginé, pues, a un Faulkner con la cabeza, por fuera ya noblemente encanecida, llena de individuos enteros, con preguntas y respuestas propias, con un destino conocido desde siempre y hasta siempre, sin darme cuenta de que unos tipos así sólo podían estar muertos y que la narración de su existencia desembocaba en la biografía, no en la novela.

Fue duro aprender que las cosas no eran así.

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Postal para vazquezrialistas

Las guerras de toda la vida, edición en papel.

Las guerras de toda la vida, edición en papel.

Se ve, se huele, se puede tocar ya el libro. Una caja de cartón que se vació. Unos volúmenes que fueron examinados, apreciados, y dispuestos a un recorrido postal hasta su vazquezrialista.

El nuevo libro de Horacio Vázquez-Rial, póstumo, titulado Las guerras de toda la vida, con prólogo de Mario Noya, recopila 10 relatos sobre temas tales como la felicidad, el mal, la muerte, la grandeza, la pasión amorosa, la amistad, el prójimo, la soledad y el tabaco, que nacieron ya en línea.

Se trata de una edición única en formato impreso y que no será comercializada por ningún otro canal y que está destinada exclusivamente a amigos.